La historia de BioGaia se remonta a la década de 1980, cuando se descubrió el VIH. Dos científicos, Sven Lindgren y Walt Dobrogosz investigaban diferentes probióticos para observar qué efectos tenían en esta área. Encontraron muchas propiedades importantes y efectos positivos de L. reuteri Al mismo tiempo, dos empresarios suecos, Peter Rothschild y Jan Annwall, importaban vegetales orgánicos y un yogur exclusivo desde Francia hasta Suecia. Buscaban una forma alternativa de preservar las verduras durante el largo viaje.

 

Probióticos en una aerosilla y producción animal

Por coincidencia, algunos años después, en una silla de esquiar en Verbier, Suiza, Sven Lindgren terminó hablando con un amigo de Peter y Jan. Entonces se les ocurrió la idea de combinar la necesidad de preservar las verduras orgánicas con fácilmente accesible L. reuteri, una bacteria probiótica patentada.

Muy pronto se dieron cuenta de que L. reuteri era mucho más útil para otras aplicaciones distintas a la conservación de vegetales. Peter y Jan decidieron pedirle a otro amigo que buscara las posibilidades de utilizar probióticos en la producción de pavo y pollo en los Estados Unidos como una alternativa natural a los antibióticos. En este momento, 1990, se fundó BioGaia.

Desde un punto de vista técnico, el reemplazo de los antibióticos era un camino exitoso. Desde el punto de vista comercial, era un desastre. Era un poco más barato comprar antibióticos que probióticos y los criadores querían la solución más barata. Sin embargo, algunos años después del experimento BioGaia, el uso de antibióticos en el alimento animal y su relación con la resistencia a antibióticos comenzó a ser un problema importante.

 

El círculo de la vida

El director de investigación de BioGaia, el Dr. Iván Casas, estaba fascinado con lo que llamó “el círculo de la vida”. El creía que había más de una razón por la cual los pollos recién nacidos recogían y comían las heces de sus madres, y que esto tenía que ver con la transferencia de microorganismos importantes de la madre hacia el ave que recién nacía y que estaba estéril.

Él estaba convencido de que la misma situación aplicaba para los humanos y ésta teoría no es controversial. En general, se acepta que los recién nacidos son casi estériles al nacer y que son muy sensibles a las bacterias perjudiciales antes de lograr establecer una flora microbiana propia. Esta flora debe provenir preferentemente de su madre.

Ivan estaba bastante seguro de que L. reuteri era una de las bacterias que la madre debía transferir a su bebé, ya sea un pollo, un bebé humano o cualquier otro mamífero para fines prácticos.
Dr Ivan Casas

 

Escalando los Andes por leche materna

En los laboratorios de todo el mundo ya existían diferentes cepas de L. reuteri pero cuando buscaban una cepa para uso comercial en productos probióticos para humanos, Ivan quería una cepa que de alguna manera pudiera aportar pruebas del “círculo de la vida” en el que tanto creía. Ivan analizó la leche materna de muchas madres en los Estados Unidos de América, donde él vivía, y también de madres sudamericanas en Lima, Perú, sin encontrar L. reuteri. Sin embargo, él aún estaba convencido de que L. reuteri debería encontrarse en la leche materna, si la madre naturaleza así lo decidía.

Ivan tenía a su familia en Perú y una vez, cuando se encontraba allí de vacaciones, viajó a los Andes, visitando pueblos indígenas. Cuando regresó de los Andes, fue directamente al laboratorio de la universidad en Lima y presentó algunas muestras de leche materna. Resultó que todas ellas contenían numerosas cepas de L. reuteri, las cuales fueron aisladas de inmediato.

Una de estas cepas todavía se usa en los productos probióticos de BioGaia en todo el mundo. Con algunas de las propiedades promotoras de salud de L. reuteri ya documentadas, Peter y Jan adquirieron los derechos comerciales de la cepa, pero pronto comenzaron a enfrentar desafíos.

 

 

Alimentos funcionales

Un año después del establecimiento de BioGaia (1991) se lanzaron productos en el segmento de alimentos funcionales. Al principio, la industria alimentaria afirmó que los consumidores no comprarían leche probiótica. Luego, las autoridades decidieron que con los probióticos agregados, dicho producto no podría llamarse “leche”.

Sin que esto les afectara, Peter y Jan se unieron con una pequeña lechería independiente y lanzaron el primer producto alimenticio funcional en el mercado sueco, la leche BRA (en donde B representa bifidus, R-reuteri y A-acidophilus), la cual las autoridades trataron de prohibir al principio. Este innovador producto fue la primera leche probiótica en Europa y la segunda en el mundo. Más tarde se lanzó un jugo y un queso crema probiótico.

Durante unos diez años se vendieron productos alimenticios funcionales en paralelo al experimento de reemplazar los antibióticos en los alimentos animales, el cual tuvo lugar en los Estados Unidos. En 1998, BioGaia cotizó en la bolsa de valores sueca.

Bra mjölk

 

El comienzo de una nueva era

En el año 2000, BioGaia cambió su enfoque al área de suplementos dietéticos. El mismo año se lanzaron las tabletas masticables y dos años después las pajillas. Los años siguientes se lazaron gotas, chicles y pastillas. El enfoque pionero de desarrollar productos nuevos ha sido una guía para BioGaia desde el principio y nos ha ayudado a convertirnos en un líder mundial en el campo de los probióticos. Hoy en día, los productos de BioGaia se pueden encontrar en más de 100 países de todo el mundo. El viaje acaba de comenzar.